TEORÍA Y PRÁCTICA ANTICORRUPCIÓN EN LOS 80 AÑOS DEL PARTIDO COMUNISTA DE CHINA
Beijin Informa No. 28.
República Popular China.
Durante los 80 años desde su fundación, el Partido Comunista de China siempre ha luchado con energía contra la corrupción dentro de sus filas.
El mismo día de su fundación, el Partido Comunista de China declaró que no procuraba intereses propios y que todas sus actividades y labor estaban encaminadas a lograr los intereses fundamentales de la clase obrera y las amplias masas populares. Su carácter de partido avanzado le compulsa a mantenerse limpio y honesto y a enfrentar la corrupción.
Antes de 1949, el Partido Comunista de China estuvo por mucho tiempo bajo el asedio y los ataques. En tales circunstancias, cualquier manifestación de corrupción interna habría generado una crisis de supervivencia. Por tanto, a la vez que se empeñaba en una lucha sin cuartel contra los imperialistas y los reaccionarios del Guomindang, el Partido Comunista de China se mantuvo vigilante sobre la corrupción interna y colocó especial énfasis en la probidad y honradez en el proceso de su propia construcción.
En 1926, ante la presencia de algunos elementos corruptos en el seno del Partido, el Comité Central emitió de inmediato una Circular sobre la Purga Inmediata de Elementos Corruptos, primer documento del Partido Comunista de China contra la corrupción. La Reunión de Zunyi de 1935 determinó la posición de Mao Zedong como líder del Partido, y desde entonces los esfuerzos contra la corrupción se hicieron con mayor conciencia. Mao Zedong sentó importantes bases teóricas para armar al Partido en su lucha contra la corrupción y para promover una administración limpia.
En 1945, Mao señaló explícitamente que la forma para evitar que se produjera el ciclo de "toma del poder, corrupción y caída" consistía en observar los principios de democracia y supervisión de las masas sobre el gobierno. A través de la guía teórica, los lineamientos y las políticas formulados bajo la dirección de Mao Zedong, el Partido Comunista de China, el ejército dirigido por éste y los gobiernos de las bases revolucionarias desarrollaron un estilo limpio y honesto sin precedentes. Ello constituyó un contraste notable con la corrupción que imperaba en la administración del Guomindang y sus funcionarios, que solían aceptar sobornos, burlar la ley y hacer dinero por extorsión al pueblo.
Con manos limpias y una imagen que destilaba probidad, el Partido Comunista de China se ganó el pleno apoyo del pueblo en todo el país, gracias a lo cual logró acumular una fuerza poderosa para derrotar a los imperialistas japoneses, derrocar al gobierno corrupto de Chiang Kai-shek y establecer una Nueva China en la cual el pueblo fuera dueño del país.
Con la fundación de la República Popular China en 1949, la posición gobernante del Partido Comunista de China y el ambiente de paz llevaron, en cierto sentido, al surgimiento de tendencias de corrupción y de divorcio de las masas y la realidad. Ante esta situación, el Comité Central del Partido exhortó a todos los militantes a continuar manteniendo el estilo de modestia, prudencia y rechazo a la arrogancia y la impetuosidad, a la vez que promovía modos austeros de vida y dedicación al trabajo.
Apenas a dos años de proclamada la República Popular China, el Partido Comunista de China lanzó una ofensiva a gran escala contra los "tres males" (la corrupción, el despilfarro y el burocratismo en 1951-52. Dicha campaña desempeñó un papel importante en la prevención del surgimiento de manifestaciones de corrupción en ese entonces. Después, al mantener su estilo de administración limpia y honesta, el Partido Comunista de China incrementó su vinculación con el pueblo y consiguió que el país superara "el período de tres años de dificultades económicas" (1959-62) y alcanzara victorias en la transformación y construcción socialistas.
La III Sesión Plenaria del XI Comité Central del Partido Comunista de China, en 1978, dio inicio a un nuevo período histórico en China. La segunda generación de la dirigencia colectiva del Partido Comunista de China, con Deng Xiaoping en su núcleo, restableció la línea ideológica del Partido de emancipar la mente y buscar la verdad en los hechos y formuló la línea básica de "un centro (poniendo al desarrollo económico como tarea central), y dos puntos básicos (adherencia a los cuatro principios cardinales, y reforma y apertura)". Bajo tales circunstancias, la lucha contra la corrupción adquirió nuevos matices.
Deng Xiaoping formuló una serie de conceptos e ideas que conformaron la base teórica del Partido para promover una administración moralizada y luchar contra la corrupción en el nuevo período contra dicho fenómeno en la reforma y la apertura, y aseguró de forma efectiva el sano desarrollo de la reforma, la apertura y la modernización.
En los años 90, con la profundización de la reestructuración económica, han ocurrido notables cambios en la estructura de propiedad y el modo de distribución. Un patrón de múltiples partes interesadas y distribución diversificada tomó cuerpo. En procura de sus intereses particulares, cada parte trataba al máximo de obtener recursos dentro de una limitada disponibilidad. Tal coyuntura propiciaba inevitablemente la competencia desleal y la corrupción. Además, los puntos débiles de la economía de mercado en sí misma y sus efectos negativos se prestaban para infiltrarse en la ideología de las personas y las relaciones interpersonales, lo que dio por resultado el endiosamiento del dinero, el hedonismo, el egoísmo y las prácticas corruptas, como cambiar poder por dinero y cambiar poder por poder en beneficio propio.
Ante esta situación, la tercera generación de la dirigencia colectiva del Partido Comunista de China, con Jiang Zemin en su núcleo, ha tomado la construcción del estilo de trabajo del Partido, la promoción de una administración moralizada y la lucha contra la corrupción como asuntos vitales para el destino del Partido y el Estado. Partiendo de las teorías de Mao Zedong y Deng Xiaoping, la nueva dirigencia ha realizado la innovación teórica a la luz de la práctica bajo nuevas circunstancias. Con ello se estrenó un nuevo modo de enfrentamiento a la corrupción dando forma a una ideología guía, principios y estrategia básicos, tareas y pasos, sistemas de dirección y un mecanismo de trabajo para el nuevo período histórico.
En 1993, el Comité Central del Partido Comunista de China adoptó una importante decisión de intensificar la lucha contra la corrupción, resolviendo a tiempo problemas destacados en el trabajo anticorrupción. En particular, la educación en la dedicación al estudio, a la política y a la integridad moral, y desde el XV Congreso Nacional del Partido Comunista de China en 1997, el Partido ha puesto en práctica la educación integral en el espíritu de Partido, su estilo y disciplina, poniendo énfasis en la teoría de la "triple representatividad". Como resultado, la educación ha contribuido a la superación político-ideológica de los funcionarios del Partido en los diversos niveles.
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