miércoles, 9 de enero de 2008

El socialismo según Juan B Justo

Por: Nicolás Iñigo Carrera (Fundación Juan B. Justo, especial para ARGENPRESS.info)Fecha publicación: 06/01/2008
País/es:
Argentina
Ver también:
Juan B. Justo, en la Historia y la Política Argentina (del 06/01/2008)

El 8 de enero se cumplen 80 años de la muerte de Juan B. Justo. Probablemente a pesar de él mismo (alguna vez dijo que “A igualdad de capacidad, quien menos impone su persona, más impone sus ideas”), fue la figura más destacada del partido Socialista en la Argentina. Un partido que, recordemos, fue de los más importantes de América Latina, el primero en obtener representación parlamentaria y fuente de la que surgieron las distintas vertientes, tanto reformistas como revolucionarias, del socialismo marxista en nuestro país.
Podrían desarrollarse distintos aspectos del pensamiento y la obra de Justo. Hacer referencia, por ejemplo, a su muchas veces explicitada preferencia por la lucha parlamentaria en detrimento de otras formas de lucha posibles. Aunque también declaró “santa” a la rebelión de “la masa fecunda y laboriosa” (Prólogo de 1909 a Teoría y Práctica de la Historia) y la posibilidad de mejorar los gobiernos “mediante el voto, y si es necesario, mediante el fusil” (La Vanguardia; 11 de enero de 1902). Es bueno recordar que, durante la vida de Justo, el partido Socialista mantuvo abierta, al menos en sus declaraciones, y ocasionalmente en la práctica, como ocurrió el 1º de mayo que abrió la Semana Roja de 1909, la utilización de la huelga general y lucha callejera. También podría recordarse que en su concepción, una sociedad sin opresión incluía las relaciones entre países, y que consideraba como la “mayor calamidad la dominación extranjera”, planteando la resistencia al “imperialismo norteamericano, ingles o alemán [si] quisiera tratarnos como a Puerto Rico” e invitando, para ello, a “frecuentar los stands” [de tiro] (La Vanguardia; 11 de enero de 1902).Pero hemos preferido recordar a Juan B. Justo en relación con el sentido más general que orientaba su pensamiento y obra: el socialismo. En el siglo XXI, y a pesar de los interesados augures que hace menos de dos décadas festejaban su muerte, la organización socialista de la sociedad está vigorosamente presente en América Latina como alternativa a la barbarie capitalista, generadora de las inhumanas condiciones en que desarrollan su vida muchos pueblos de nuestra América. Y el socialismo es, a la vez, objeto de intensos debates entre quienes luchan por construir esa sociedad socialista. Se puede aportar a ese debate, recordando como definió Juan B. Justo lo que entendía por socialismo, en una síntesis formulada en 1902, pero que, como bien fue señalado hace ya muchos años, y puede repetirse hoy, “soporta admirablemente la prueba del tiempo”.
En la conferencia titulada “El socialismo”, pronunciada el 17 de agosto de 1902, Justo resumió los rasgos fundamentales de lo que él entendía por socialismo diciendo: “El socialismo es la lucha en defensa y para la elevación del pueblo trabajador que, guiado por la ciencia, tiende a realizar una libre e inteligente sociedad humana, basada sobre la propiedad colectiva de los medios de producción”.
Si analizamos los diferentes conceptos contenidos en esta definición con los instrumentos de la teoría social enunciada por Carlos Marx y Federico Engels, de la que Justo partía, es posible que se pueda hacer algún aporte a los debates señalados más arriba.
En primer lugar el socialismo no es conciliación ni aceptación de la realidad social sino que es lucha por la superación, la transformación de esa realidad. Lucha que abarca los intereses inmediatos de los oprimidos por las condiciones que impone el régimen social de producción y dominación, pero que no se limita a esa defensa de los trabajadores contra las condiciones de la explotación sino que se propone la construcción de una nueva humanidad, su elevación por encima de la condición inhumana impuesta por el capitalismo, la eliminación de la explotación misma. Lucha que tiene un sujeto concreto: el pueblo trabajador. Pueblo como conjunto de los excluidos del poder político, integrado por la clase obrera, incluyendo a sus capas más pobres, y por otras masas trabajadoras explotadas y expoliadas por el capital bajo diversos mecanismos, incluyendo a las personificaciones de la pequeña propiedad basada en el trabajo. Pueblo que, en la medida en que existen condiciones que no dependen de su voluntad, necesita conocer los mecanismos y tendencias que rigen la realidad en que está inserto, para lo cual requiere de la ciencia, del conocimiento riguroso y preciso de esa realidad, para poder actuar en ella. Con una meta, que hace a su interés histórico: la construcción de una libre e inteligente sociedad humana. Libre porque ha eliminado la explotación, la alienación de su actividad vital, de su producto y de su mismo ser humano, que sufren los trabajadores respecto de los apropiadores de la riqueza socialmente producida. Pero también libre porque toma conciencia de las condiciones reales en que se desarrolla su vida y en las cuales debe desenvolver su lucha. Por eso inteligente, porque ha tomado plena conciencia de sí y del mundo en que está inserta. La condición material y social (la base) que hace posible esa sociedad libre y conciente es la propiedad colectiva de los medios de producción; esto es la supresión de las relaciones mercantiles y de la apropiación privada de los instrumentos que hacen posible la reproducción social de la vida. Lejos del liberalismo que le atribuyen tanto los que quieren apropiárselo para esa corriente ideológica como los que lo atacan por postular una organización de los trabajadores políticamente independiente, la referencia a la necesidad de la propiedad colectiva afirma que, ni la pequeña propiedad, incapaz de potenciar la fuerza productiva del trabajo en medida suficiente para satisfacer las necesidades de la humanidad, ni la gran propiedad basada en la apropiación del trabajo ajeno y la competencia, pueden constituirse como base de una sociedad libre e inteligente.
He aquí, muy sintéticamente presentado el pensamiento de Justo.

http://www.argenpress.info/nota.asp?num=050668&parte=1