sábado, 26 de enero de 2008

NO PODEMOS CONTINUAR SIN UNA ORGANIZACIÓN BIEN ESTRUCTURADA PARA NUESTRO ACCIONAR POLÍTICO

11.01.2008
Relativamente poco de las más de quinientas publicaciones del filósofo alemán y crítico de arte Hans Heinz Holz han sido traducidas. Esto sorprende ya que es considerado uno de los “intelectuales universales” más prolíficos. “Caída y futuro del socialismo” es uno de sus libros. Otro de sus libros más leídos, hoy ya en su segunda edición, es “Comunismo Hoy” de la cual traducimos su último capítulo. Por razones de espacio estará ligeramente resumido.

La finalidad de todos nuestros debates teóricos tiene que ser la cuestión de estar políticamente organizados. No aspiramos a sentarnos juntos como en un seminario, determinar la situación histórica del mundo y decir: “ahora sabemos como están las cosas”. Es un manual para nuestras acciones políticas que deseamos obtener. Nos quedamos con la teoría de la unidad de la teoría y la práctica.

¿Cuáles son las consecuencias prácticas de nuestro análisis de la situación del mundo para el movimiento comunista y socialista? Hans Luft habló sobre “manejar sobre dos vías”. Una de ellas corre dentro de la estructura de la existente sociedad capitalista. Un partido como el PDS (Partido del Socialismo Democrático; ahora el Partido de Izquierda) maneja sobre una (y solo una) de esas vías. Tiene presencia parlamentaria y está atado a los procedimientos coercitivos intra-capitalistas- dejando a un lado la cuestión de exactamente cuanto espacio y eficacia entregue la clase dominante.

Claro que un partido (revolucionario) tiene que pelear por los intereses de las personas que representa y desea obtener para ellos todo lo que pueda al interior de la sociedad existente y dentro del proceso político de la misma. Tiene que intentar obtener cuantas más mejorías posibles para esta gente. En un nivel que podríamos llamar “trade-unionista” dentro de la esfera de los conflictos laborales, o reformista en un contexto político más amplio, el partido esta activo. En una situación no-revolucionaria la vía de reformas “al interior de la sociedad” (en otras palabras “al interior del capital”) es uno de los campos de operación de los comunistas- trabajo diario alrededor de los detalles que no nos lleva de ninguna manera directamente a nuestro objetivo final. Eso sobra decirlo.

Parece no tan obvio el mantenerse en la otra vía, sobre la cual corre nuestro deseo revolucionario. Atrás de todas las reformas, todos los intentos de contraatacar los ataques de las clases dominantes y las prácticas inhumanas del capital, debe estar la conciencia clara de que esta sociedad no puede transformarse en una aceptable cambiando esto y aquello, que el sistema tiene que ser subvertido en su totalidad. No debemos dejar que el brillo de algunos triunfos del capitalismo nos engañen:

¡Estamos viviendo la época de su subversión! Eso significa que atrás de todo el proceso de pequeños y continuos cambios que hacemos debemos mantenernos claros en que ésta sociedad debe ser disuelta y reemplazada por su propia negación: el socialismo. Mientras vivamos la fase de pequeños cambios y reformas, mantenida por razones de necesidad política, es una tarea de la educación teórica mantener en las mentes de los que apoyan el partido revolucionario (que en este momento todavía no puede iniciar una revolución) la distancia real de nuestro objetivo que es cambiar el tipo de sociedad en que vivimos y hacer entendible ¡y soportable! la contradicción que esto supone con la práctica en una situación ordinaria.

No mantengamos ilusiones: Durante la época de “reformas”, la socialdemocracia es la perspectiva realista que mantienen las masas. Ser capaces de soportar las tensiones internas entre la política de pequeños pasos y el objetivo revolucionario sin caer en el reformismo es algo que se le deja a la vanguardia, que- debido a su claridad y agudeza política- puede volverse el centro alrededor del cual más y más gente se agrupa mientras los conflictos de esta sociedad se agudizan. Mantenerse una vanguardia no comprometida con el capitalismo, inclusive al precio de ser pocos en número e influencia, es la tarea histórica del Partido Comunista en esta situación. La subversión del capitalismo y lograr una sociedad alternativa –el socialismo- tiene que ser el objetivo estratégico bajo cualquier situación. Sólo entonces podremos trabajar tácticamente por cambios a favor de la gente que vive y sufre en esta sociedad.

La pugna sucede en muchos diferentes niveles. La experiencia con estructuras burocráticas y no-democráticas en las países formalmente socialistas ha llevada a un sobreestimación absolutamente idealista de los mecanismos propios de la democracia burguesa. Como resultado, las instituciones de éste sistema son vistas como el principal campo de la lucha política. Debemos estar concientes de que la democracia burguesa-parlamentaria, por su historia y por su forma presente, no son nada mas que una forma de organizar los variados intereses de la clase dominante. La participación de los ciudadanos en el estado nunca ha sido el objetivo principal. En los estados más grandes, donde los ciudadanos van a votar cada cuatro años, teniendo como opciones los nombres que les ofrecen los partidos políticos, la participación es mínima. En estados como Suiza y Los Países Bajos es un poco diferente –pero solo un poco. En Suiza todavía existe la “democracia del referendo”, que ahora se ve en peligro bajo la presión de la Unión Europea. La forma de constitución que mantiene deja la posibilidad de organizar realmente iniciativas del pueblo.

Estas excepciones no son útiles para valorar el quehacer de la democracia burguesa. Tenemos que ver como funciona en Alemania, Inglaterra, Francia, Italia o lo Estados Unidos, donde las decisiones son tomadas mas anónimamente y la influencia de grupos de poder es incontrolable. Ahí vemos que la democracia no es un modelo de participación del pueblo. Tenemos que añadir el constante desgaste del sistema de democracia parlamentaria por parte de los burócratas. Miembros del parlamente y ministros saben muy poco hoy sobre los procedimientos de administración y hechura de leyes. Las personas que escriben las leyes y preparan su implementación son los “burócratas ministeriales”, quienes realmente mantienen en sus manos el desarrollo de la política y la sociedad, apoyados por “expertos” que han sido escogidos de a cuerdo al criterio de su posición política. Esto tiene poco o nada que ver con la participación ciudadana.

Yo pienso que la eficiencia parlamentaria como medio para crear una voluntad general (del pueblo), una “volonté general”, está totalmente sobreestimada, y encima de eso también está sobrevalorada como un campo de lucha para la gente oprimida, porque se le ve como una expresión de libertad política. La lucha que nosotros, los comunistas, tenemos que impulsar empieza al crear conciencia de clase, especialmente ahí donde los conflictos de esta sociedad comienzan a notarse. Eso significa no sólo luchar por la solución de los conflictos más siempre propagar el entendimiento de que estos conflictos son parte de una concepción mucho más grande en la sociedad y que tienen un rol en el desarrollo de la sociedad. Mi lucha contra, por dar un ejemplo, la construcción de una planta nuclear aquí o allá no es la perspectiva política. La lucha puede ser importante pero tiene que estar conectada con una visión de la situación en general de la sociedad. Para poder hacer esto necesitamos la comprensión teórica de nuestra situación histórica.

Eso significa que necesitamos un partido fuerte y conciente de la teoría. Y tenemos que luchar de una manera organizada. El individuo no puede solo declarar su opinión, la cual está determinada por su experiencia personal, como la guía política. Por supuesto que debería declarar sus opiniones en los debates: eso es crucial. Pero para que la voluntad individual se transforme en una fuerza política tiene que tomar la forma de una organización política.

No me malinterpreten: No quiero decir con esto una forma de organización con todas las deformaciones de los cuerpos líderes que hemos experimentado. Necesitamos un verdadero Partido Comunista de lucha clasista, parte del cual consiste en un control de todos los secretarios por parte de los miembros. Es esencial tener democracia interna partidaria, pero una que no se vuelva un club pluralista de debates. Tiene que ser un partido estrechamente organizado y a la vez ser uno capaz de actuar con una base democrática.
No podemos continuar sin una organización bien estructurada para nuestro accionar político.
¡Necesitamos un Partido Marxista-Leninista!

Traducción del ingles Diego Torres
http://www.comunistas- mexicanos.org/index.php?
option=com_content&task=view&id=192&Itemid=3